CON MIS ZAPATILLAS DE CRISTAL...

Difícil poder mantener el equilibrio cuando la Tierra gira tan rápido, y una experimenta todas las sensaciones y emociones en un mismo día, hace apenas unas horas estaba, asomándome en el ventanal de mi castillo (en el aire, claro) observando mi bello reino, pensando en que nuevo decreto se me ocurriría (ja!, si claro) cuando de repente, se me apareció uno de esos vientos de inconformidad, que me hizo caer de mi torre y casi hundirme en el lago de los cocodrilos, despues la corriente de la necedad me arrastró al valle de la ira, en donde habitan los sauces llorones que para no variar me contagiaron de sus lagrimas, pero como ya habia mencionado antes, sufro de un encantamiento que me condena a que cada vez que derrame lagrimas, me convertiré en una bruja malvada y despiadada (aquí la cuestión es que soy muy llorona, así que imagínense) maté unos cuantos duendes, repartí como 5 manzanas embrujadas, destruí un castillo, y no se cuantas atrocidases mas hice... Pero cuando terminó mi maldición temporal (porque aunque a veces no parezca,... sí, es temporal) Solo me quedo recostarme en una gran piedra a esperar que llegaran las hadas por mi, para llevarme de vuelta a mi castillo, en cuanto llegué, encontré mis zapatillas de cristal en las escaleras, me las puse y descubrí que mis zapatillas siempre estaran ahí, esperandome para al final del día, suba con ellas puestas con la cara al frente, digna y orgullosa cual princesa que se jacte de serlo.